Apurando las últimas semanas de diciembre, la presidencia rotatoria española del Consejo de la Unión Europea anunció un pacto relevante para los intereses de Asturias con la firma del acuerdo provisional con el Parlamento Europeo para dar luz verde a la revisión del Reglamento de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T). En él se definen los trazados de varios corredores europeos, incluyendo el Atlántico, de forma que quedan marcados dentro del diseño considerado estratégico por la UE puntos como el aeropuerto de Asturias, el puerto de El Musel, en Gijón, o la línea de alta velocidad que atraviesa la Variante de Pajares.

También se se marcan fechas y se aclara un poco más uno de los horizontes que había preocupado a las comunidades del norte de la Cordillera Cantábrica su conjunto, entre ellas el Principado, por la incertidumbre que Francia había mantenido para la conexión de alta velocidad por los Pirineos hacia el País Vasco (que será el enlace de Asturias con el corredor Atlántico hacia Europa), en el mapa aparece el trazado de línea férrea convencional que conecta Burdeos con San Sebastián construido en 2030 y la alta velocidad en construcción en ese mismo año (el gobierno galo pretende posponerlo hasta más allá de 2040).