LLUÍS URÍA - 01/10/2005
Corresponsal PARÍS
Córcega ha entrado en estado de ebullición. El conflicto laboral por la privatización de la naviera estatal SNCM ha derivado en un problema político que amenaza con abrir una brecha entre París y la isla. Los nacionalistas corsos acusan al Gobierno francés de actuar con doblez en esta crisis y concentran especialmente sus ataques en el prefecto, Pierre-René Lemas, a quien responsabilizan de la solución policial dada al secuestro del buque de la SNCMPascalPaolipor un grupo de sindicalistas corsos.
En este ambiente enrarecido, que se ha ocupado bien de caldear el líder del grupo Unione Nazionale, Edmond Simeoni, unos desconocidos lanzaron la noche del jueves una granada contra la sede de la prefectura, que estalló cerca de una telefonista y a apenas diez metros del despacho donde se encontraba el prefecto, sin causar heridos. El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro, Dominique de Villepin, condenaron con dureza el ataque, mientras el titular de la cartera de Interior, Nicolas Sarkozy, de visita oficial en la isla Reunión, adelantaba apresuradamente su regreso. Chirac advirtió que no permitirá que degenere el orden público en Córcega.
La tensión se disparó en la isla con la detención de cuatro militantes del Sindicato de Trabajadores Corsos (STC) - de orientación nacionalista- por el secuestro del Pascal Paoli, rescatado posteriormente por fuerzas especiales de la Gendarmería.
Los cuatro trabajadores comparecieron ayer ante el juez de instrucción en Marsella. La fiscalía pidió prisión para dos de ellos - entre los que se encuentra el líder de los marineros del STC, Alain Mosconi- y cauciones judiciales para los otros dos. Los cuatro están acusados del secuestro del barco y de la tripulación, delito por el cual podrían ser condenados a una pena de hasta 20 años de cárcel. La Asamblea regional de Córcega aprobó una resolución pidiendo la liberación.
La isla se encontraba ayer prácticamente incomunicada, después de que los huelguistas del STC extendieran el bloqueo de los puertos marítimos a los dos principales aeropuertos, Ajaccio y Bastia. La Prefectura montó una célula de crisis para afrontar la situación y prepararse, en primera instancia, para evitar el desabastecimiento de la isla, sobre todo de medicamentos y carburante.
Mientras tanto, la marcha atrás de Villepin sobre la privatización de la SNCM- ofreciendo a los sindicatos mantener un 25% del capital de la naviera en manos del Estado- parece una maniobra abocada definitivamente al fracaso. Al tiempo que el ministro de Economía, Thierry Breton, arrancaba el apoyo de Bruselas a este plan de urgencia - aunque condicionado, según subrayó el comisario de Transportes, Jacques Barrot, a que la presencia estatal sea mínima y temporal-, los sindicatos lo rechazan de plano. La CGT no quiere saber nada que no pase por que el Estado sea el accionista mayoritario.