- El futuro incierto de los astilleros del Barbanza ante la falta de apoyo financiero y la disminución de encargos de nuevos barcos
En la pintoresca costa de Barbanza, los astilleros han sido testigos de siglos de historia marítima, marcados por la artesanía en la construcción naval y la adaptación a los avances tecnológicos. Sin embargo, hoy enfrentan una crisis sin precedentes que amenaza con poner fin a una tradición ancestral.
La falta de ayudas y la ausencia de un relevo generacional constituyen los principales desafíos que enfrentan estos astilleros. A lo largo de los años, han demostrado su capacidad para adaptarse a las demandas del mercado, empleando nuevos materiales y tecnologías sin perder la esencia de la construcción naval artesanal en madera. Sin embargo, la crisis que atraviesa el sector pesquero ha dejado a estos astilleros en una situación precaria.
La dependencia de las subvenciones gubernamentales para la construcción de barcos, especialmente los bateeiros, ha dejado a los astilleros en una posición vulnerable. La demora en la convocatoria de nuevas ayudas ha paralizado varios proyectos importantes, poniendo en peligro la estabilidad financiera de estos negocios y llevándolos a operar bajo mínimos.
La situación se agrava por la falta de inversión y la incertidumbre sobre el futuro del sector pesquero. La disminución de los encargos de nuevos barcos ha obligado a los astilleros a depender cada vez más de las reparaciones para mantenerse a flote. Incluso aquellos que han logrado asegurar proyectos de construcción naval, como Astilleros Amado de Outes y Astilleros Lojo, enfrentan desafíos adicionales debido a la complejidad y la volatilidad del mercado.
A pesar de los esfuerzos por innovar, la falta de claridad sobre el futuro de las subvenciones y los criterios ambientales plantea una seria preocupación para el futuro de estos astilleros. La incertidumbre sobre cómo será la línea de ayudas y la falta de definición en cuanto a contratos y ayudas amenaza la estabilidad de los negocios y la viabilidad a largo plazo del sector.
El gerente de Asteleiros Triñanes Domínguez, Gerardo Triñanes, reconoce la dificultad de mantener la actividad constructiva sin la certeza de recibir apoyo financiero. Otros astilleros como Astilleros Lojo han visto una disminución significativa en los encargos de nuevos barcos.
Aunque algunos, como Astilleros Amado de Outes, han logrado encontrar trabajo en proyectos de construcción naval, la incertidumbre persiste en cuanto a la viabilidad a largo plazo del sector pesquero. El dueño, Manuel David Amado Castiñeiras, destaca los desafíos cada vez mayores que enfrentan los pescadores y la falta de inversión en el sector.
Pese a los esfuerzos por innovar, como el diseño novedoso de bateeiro presentado por Gerardo Triñanes, la falta de claridad sobre el futuro de las subvenciones y los criterios ambientales plantea una seria preocupación para el futuro de estos astilleros.
Ramón Collazo, al frente de Astilleros Catoira, aboga por incentivos para la construcción naval en madera, señalando su bajo impacto ambiental. Sin embargo, la falta de definición en cuanto a contratos y ayudas amenaza la estabilidad de su negocio y la de otros astilleros de la región.
En este panorama sombrío, los astilleros barbanzanos luchan por mantener viva una tradición centenaria. Desde los desafíos financieros hasta la incertidumbre sobre el futuro del sector pesquero, enfrentan obstáculos importantes. Sin embargo, las voces de los empresarios del sector claman por un apoyo financiero y una planificación clara para el futuro del sector naval. En medio de la adversidad, aún albergan la esperanza de que, con el compromiso y la determinación adecuados, puedan superar estos desafíos y continuar siendo una parte vital de la comunidad marítima de Barbanza.