La carbonera de San Lorenzo de Gijón

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Es absurdo que 39 años después del embarrancamiento del buque "Castillo de Salas" frente al cerro de Santa Catalina, a muy poca distancia del arenal gijonés de San Lorenzo se siga discutiendo el origen del carbón que llega a la playa de Gijón. El "Castillo de Salas" era un buque de la empresa publica ELCANO, asegurado por MUSINI una compañía de capital público, que transportaba un cargamento de  unas 100.000 toneladas carbón de diferentes tipos, procedente de las minas de EEUU y con destino a la empresa publica ENSIDESA: Los gobiernos del Principado de Asturias, los alcaldes y alcaldesas del Ayuntamiento de Gijón, los sucesivos Consejos de las Autoridad portuarias del puerto de Gijón, la Comandancia de Marina de Gijón, dependiente de la Armada Española, y otras asociaciones con diferentes membretes e intereses, sigan sin aclarar si el carbón que lleva cuarenta años contaminando la playa de Gijón, procede del Castillo de Salas o de las descargas en el puerto de El Musel. No solo es absurdo, sino irresponsable y vergonzoso.

Desde el mismo momento del voluminoso vertido de carbón del Salas hasta nuestros días, no se ha querido abordar este asunto con el rigor y la responsabilidad institucional que merecía. Había y hay medios disponibles para saber el origen del carbón, tanto de las piedras de hasta 6 cm. que tenían unas determinadas características físico-químicas perfectamente identificables y comparables con las muestras que se toman de cada cargamento descargado en El Musel y son custodiadas por organismos  oficiales con sede en Asturias. Es cierto que hace unos años se hicieron estudios sobre el origen del carbón, pero faltó el rigor científico y la vocación de veritas verificable que debe presidir este tipo de actuaciones oficiales. Hay partículas diminutas que llegan a la playa por el aire procedentes del carbón manipulado en El Musel, pero nada que ver con las piedras, hoy ya erosionadas, que afloran en la playa con determinadas mareas. 

Contaminación conocida, asquerosa y silenciada.

Que las aguas fecales y otros productos contaminantes y de riesgo para la salud pública inunden periódicamente la playa de San Lorenzo de Gijón, en la que les apreciable la contaminación cotidiana de asquerosas espumas flotando, mientras se gastan abundantes recursos públicos en festivales aéreos no exentos de riesgo para los espectadores y edificaciones sobrevoladas, es de una  irresponsabilidad política mayúscula, además de la complicidad que supone la indiferencia ante una situación que representa una amenaza seria para la salud publica.

Algunos medios deberían informar con mayor frecuencia y claridad sobre unos hechos que tienen verdadera relevancia para los ciudadanos.