La marina mercante de 1917

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El día 7 de noviembre del año 1917 quedó constituida en Barcelona la nueva Asociación de Armadores cuyo título es: «Navegación Libre Española».

Los principios que sentó en sus estatutos son los siguientes:

«A) El resurgimiento de la navegación velera, después de tantos años de decadencia debe ser alentada por los poderes públicos sin poner obstáculos a su libre desenvolvimiento, otorgándole un régimen protector del que deben participar también los vapores de pequeño tonelaje y del que no han podido gozar una ni otros, no obstante la promulgación de la Ley de 14 de junio de 1909, llamada de protección a las comunicaciones e industrias marítimas.

B) Teniendo en cuenta que la navegación de estos buques es bien distinta de los de gran tonelaje, de carga y de pasaje, tanto en la duración de los viajes como en los fletes, deben estar sujetos a un régimen especial de franquicia; no pudiendo ser equiparados en ningún caso a los de gran tonelaje.

C) Que las Compañías de navegación libre de buques de vela y los vapores de pequeño tonelaje que no tienen opción de disfrutar de primas a la navegación y, además, están exentas del impuesto de tonelaje deben contribuir a las derramas o quebrantos que las circunstancias impongan a los armadores nacionales sólo con una tarifa mínima, pero en ningún caso superior ni igual, a los buques dedicados al gran tráfico, al tráfico regular y al subvencionado.

D) Minoración de los arbitrios e impuestos que gravan a la navegación y a la industria naval de transportes marítimos, y exclusión de los asuntos marítimos de la jurisdicción de los tribunales industriales».

Poco a poco esta entidad ha ido acogiendo mayor número de asociados hasta llegar a la cifra de 250 veleros méritos y 61 vapores de menos de 500 toneladas, con que hoy cuenta. Como que ya rebasa la cifra de 50,000 toneladas que es la requerida según dispone una R. O. para tener representación legal ante el Comité de Tráfico Marítimo, le ha sido reconocida personalidad y tiene además un vocal en el seno del citado Comité.

La «Navegación Libre Española» es de carácter general y comprende buques de todas las matriculas de España. Los 212 armadores inscritos son los que se dedican a la navegación de cabotaje empleando veleros que recorren la costa hasta los puertos del mediodía de Francia, los de Orán, Argel y Cabo Bojador y de las Baleares y Canarias. Otra navegación velera es la de altura, circunscrita casi toda al tráfico con América siendo catalanes la mayoría de estos buques. Por lo que afecta a los buques de vela, son admitidos todos sea el que sea su tonelage, en cambio, sólo se admiten vapores de menos de 500 toneladas.

No hay duda de que el incremento de estas asociaciones debido en gran parte — y este es un hecho que ha repercutido en todas las asociaciones de España — a que esta asociación ha sido declarada obligatoria por el Comité de Tráfico Marítimo. En el historial de la actuación de esta entidad no existe otro hecho que el de la resistencia de los veleros a pagarlas derramas por la navegación de requisa, como al principio se había propuesto. En este sentido la Asociación ha obtenido un éxito, pués el pago queda reducido a los veleros dedicados a la navegación de altura y aún en una proporción menor de la que se pretendía.

Una vez resuelta la cuestión de las derramas, la Asociación podrá actuar en otros sentidos. Actualmente se está preparando para la construcción de una Mútua Velera de Pequeño Tonelage, con objeto de establecer seguros marítimos para todos los buques asociados, dado que muchos de ellos no lo son a causa de las elevadas primas que exigen las compañías aseguradoras. Quedan también los otros problemas apuntados en los estatutos cuya resolución podría influir considerablemente en la marina velera española.

La «Navegación Libre Española» comprende la mayoría de los pequeños armadores. En ella hay asociados de la Mutua de armadores de Galicia, que no admite más que buques de menos de 500 toneladas. También cuenta con todos los elementos de la Asociación de Navieros de Asturias. Además de la casa central de Barcelona, la Navegación Libre Española tiene delegaciones y comités en los principales puertos de España.

La Junta, que la rige desde la fundación, está formada por los siguientes señores:

Señor conde de Fígols, presidente;

don Juan Llusá Durán, vicepresidente;

don Pedro Catasús, vicepresidente;

don Vicente Galiana, vocal;

don Alfonso J.Bru, vocal;

don Onofre Pont, vocal;

don Emilio Solá Bauló, vocal;

don Adolfo Miranda, vocal;

don Casimiro Martorell, vocal;

don Carlos Mallol, vocal-tesorero;

don Ramón Comte, secretario general.

Por todas estas consideraciones que acabamos de apuntar, «Navegación Libre Española» es una entidad que, dentro de su modesta esfera de acción, merece la simpatía general. Defender, encauzar, orientar estos pequeños intereses marítimos que representa, es contribuir eficazmente a la prosperidad general de la marina mercante española.

Esta entidad puede reunir los nuevos y modestos armadores, los cuales a medida que encuentren facilidades en el Ramón Compte, secretario general desarrollo de sus actuaciones, pueden convertirse en empresas de mayores alientos.

Creemos que, además de la nobilísima tarea que se impone con la Mutualidad, convendría que se aplicase en demostrar a sus asociados las ventajas que reporta el adoptar las modernas máquinas que exige hoy la navegación velera, tanto las que facilitan las operaciones de carga y descarga, como las de propulsión, pues es evidente que las condiciones marineras de los veleros deben mejorar paralelamente con las de los buques de acero, que es la única manera de evitar que las enormes ventajas de éstos no les cierren todos los mercados del mundo. El armador experto que adquiere un velero para su uso particular, es preciso que conozca las condiciones elementales bajo las cuales puede ser eficaz y remuneradora la explotación del buque y para el armador, ningún centro más adecuado para encontrar estos datos que una asociación de  este carácter, pues estamos convencidos de que la finalidad de estos organismos no lia de ser tan sólo la defensa de intereses, sino que también debe comprender un contenido espiritual que aliente y capacite a los asociados en muchas cuestiones de carácter técnico.

Con el programa cuyos rasgos capitales hemos transcrito y comentado brevemente, «Navegación Libre Española» puede contribuir poderosamente a conservar y aumentar la marina velera española, sobre todo la dedicada a las rutas de América, en las cuales los marinos catalanes conservan aún el predominio.