Rescatan al tripulante de un barco que se hundió en A Pobra tras chocar contra una batea

 

 

 

redacción | vigo 11.06.2015 | 02:04 Faro de Vigo

El tripulante de una pequeña embarcación sufrió ayer un buen susto frente a la playa coruñesa de Cabío, en A Pobra do Caramiñal. Circulaba por allí, faenando a las betas, cuando de repente, en medio de la noche, impactó contra una batea. Salvamento Marítimo tuvo que acudir a su rescate tras el hundimiento de su embarcación de madera.

Según informaron fuentes de Salvamento, el accidente tuvo lugar en la noche del martes para el miércoles, a las 5.07 horas. El único ocupante de una embarcación llamada Charo se vio en la obligación de enviar una señal de socorro por el canal VHF con el sistema portátil que tenía.

En aquel momento se envió la Salvamar Sargadelos, de Salvamento, la patrullera Río Andarax de la Guardia Civil, a los que se sumó el pesquero Roque que estaba por la zona.

Poco más tarde, a las 5.36 horas, se supo que el marinero se había subido a la batea al hundirse su barca, y fue trasladado a Ribeira, donde no necesitó atención médica. Salvamento precisó que llegó a tierra a las 5.50 horas. "Al parecer no tuvo mayor problema al llegar a tierra", señaló el patrón mayor de Ribeira, José Antonio Pérez.

COMENTARIOS DE AEMC

La flota pesquera sigue sumando siniestros. Unos vuelcan, otros se incendia, otros quedan varados, otros colisionan y algunos se hunde, corroídos por los años, por la negligencia y la prevaricación de unos inspectores  predispuestos a firmar en barbecho. El PP fiel a su lema: “ el dinero es lo primero”, a principios de esta legislatura decidió revisar los cuadros indicadores de tripulaciones mínimas para reducirlos a su mínima expresión. La justificación fue que el “sector” se lo estaba reclamando- como lo venía haciendo a lo largo de su historia-. Desde esta modesta página se les advirtió de las consecuencias que podría tener semejante reforma, pero, como ya es habitual, de nada sirvió. Y  la reforma fue llevada a cabo y celebrada como si se hubiese logrado un gran éxito. Desde aquel momento hasta nuestros días, los accidentes en la flota pesquera han vuelto a dispararse. Los datos no se hacen públicos, o no se divulgan como debería hacerse. Los responsables se guardan como gallinas asustadas Y los gacetilleros del régimen se deshacen en truculencias y faenas de cosmética para restarle la importancia a cada accidente. El silencio sobre este  asunto, como es propio de la política de este régimen, es amplio y denso. Pero las consecuencias son graves y muchas vidas quedarán hipotecadas para siempre.  ¡Qué vergüenza¡