El aumento de los costes de traer containers desde China amenaza las navidades de los europeos

 

 

 

La mayoría de productos que usamos en nuestro día a día se fabrican, total o parcialmente, en China. Generalmente, se utilizan barcos para el transporte de estos productos, vehículos, prendas y demás mercancías desde China hasta el continente europeo.

 

Sin embargo, durante el período más duro de la reciente pandemia provocada por el Covid-19, muchas fábricas chinas dejaron de producir y las navieras tuvieron que cesar la actividad de sus barcos. Ahora, en plena recuperación económica, nos encontramos con una saturación del trabajo de las navieras, que han vuelto a poner en marcha el transporte de todo tipo de productos desde China hacia el resto del mundo.

La saturación de la producción y transporte de los bienes materiales fabricados en China ha provocado un cuello de botella logístico en la salida de los barcos con containers desde el país asiático. Sin duda, este cuello de botella es el principal causante de los retrasos en la producción de muebles, dispositivos, coches, bicicletas, etc. que tienen parte de su producción en China.

El precio del envío de estos containers cargados de mercancías también se ha visto afectado por la saturación del transporte marítimo. El coste derivado del envío de uno de estos contenedores es, en la actualidad, casi seis veces mayor que antes de la pandemia.

Un contenedor cuyo envío a mediados de 2019 podía costar alrededor de 2.500 dólares hoy no es posible enviarlo por menos de 14.000 dólares. Esto también ha supuesto un aumento del precio de muchos productos, además de un gran retraso en su entrega.

 

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Asimismo, en los principales puertos europeos se están produciendo grandes atascos para la descarga de estos barcos portacontenedores. De esta manera, una vez el barco llega a un puerto debe esperar durante varios días hasta que consigue ser descargado y viajar de nuevo a China, algo que supone un agravio aún mayor del cuello de botella logístico.

Este significativo retraso puede no ser un problema demasiado grave para aquellas personas que tengan la suficiente paciencia o que puedan prever sus necesidades con varios meses de antelación. Sin embargo, este no es el caso de la mayoría de españoles que, durante las próximas semanas, comenzarán a comprar y encargar sus regalos de Navidad.

 

Este 2021 muchas familias europeas que pretendan comprar por Navidad productos cuya fabricación tenga lugar en China sufrirán los retrasos y sobrecostes de esta mercancía. Para evitarlo, muchos expertos apuestan por el consumo de bienes y productos cuya fabricación tenga lugar en Europa.

En este sentido, cabe señalar que no parece que los productos fabricados en España o en el resto de Europa vayan a verse afectados por estos retrasos y sobrecostes. De esta forma, optar por productos nacionales y europeos puede ser la manera de asegurarse una campaña navideña más tranquila y sin sobrecostes.

A este respecto, el responsable de logística de la tienda www.sofareva.es en España y Francia, J. Molina, comenta que es una lástima que durante los últimos años muchas empresas hayan apostado por externalizar los procesos de fabricación a países como China y apuesta a que muchas de ellas seguirán el camino de Sofareva y buscarán opciones para empezar a producir y fabricar aquí.

 

En este punto, también es necesario mencionar el impacto medioambiental que tiene el transporte de estos barcos y los atascos que se producen en los principales puertos europeos.

¿POR QUÉ SE HAN PRODUCIDO ESTOS RETRASOS Y SOBRECOSTES?

Durante los meses más duros en China de la pandemia provocada por el Covid, muchas fábricas chinas dejaron de producir al ritmo que lo hacían antes. Cuando volvieron a funcionar, lo hicieron todas a la vez y con un mayor nivel de producción para cubrir los retrasos en la fabricación. En este momento, aumentó en gran medida la demanda y urgencia del transporte de mercancía china a Europa.

Además, durante este mismo periodo de tiempo, muchas empresas chinas perdieron sus contratos de exportación de cereal y grano. Cuando el país se recuperó de la crisis sanitaria, las empresas quisieron recuperar los clientes perdidos y comenzaron a ofrecer precios muy competitivos y mejores condiciones en sus contratos.

 

En ese momento, la demanda de cereales provenientes de China creció de forma exponencial, haciendo que muchos barcos tuviesen que dedicarse exclusivamente al transporte de cereal y grano. En esos momentos, en plena recuperación económica global, las compañías navieras se quedaron sin barcos para todos.

La falta de barcos portacontenedores empezó a provocar retrasos y atascos que no han dejado de crecer en los últimos 18 meses. Al mismo tiempo, las empresas navieras elevaron sus tarifas motivadas por el auge de la demanda.

El aumento de los plazos del transporte también fue uno de los principales motivos por los que las navieras decidieron aumentar los precios, ya que la mayoría de barcos tardan más en realizar el mismo recorrido de ida y vuelta que realizaban anteriormente.