El “Villa de Pitanxo” y el provenir del pasado

  • Print

 Hace 44 años se celebró una sesión en el Senado Español para abordar el naufragio del “Marbel”, un pesquero que se hundió a las puertas de Vigo y dejó un saldo de 27 muertes. Merece recordar algunas de las palabras pronunciadas entonces por el senador Pérez Puga.

La siniestralidad en el mar es mucho más elevada que en cualquier sector laboral. Quizá podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que es seis veces mayor que en otros sectores; pero la vida de los marineros, la vida de los hombres del mar, es abnegada, es callada, es silenciosa y no plantea problemas de virulencia ni de violencia para reclamar lo que lógicamente les corresponde en la defensa de sus vidas y en la defensa de sus intereses. Quizá si este mismo acontecimiento se diera en otro sector laboral más conflictivo y más virulento, estaríamos quizá todos aquí mucho más sensibilizados por este tema; pero precisamente en honor a esta abnegación de los hombres del mar, los parlamentarios de UCD y de manera más concreta los que somos representantes de las provincias marineras, nos consideramos en la obligación de traer la voz de los hombres del mar a esta Cámara, al Senado, para rogar al Gobierno que palíe las situaciones que se producen y que se palíen los efectos de las mismas”

 

 

La España actual

España contaba en 1978 con más de 14.000 embarcaciones de pesca; hoy solamente cuenta con unas 8000, pero la pesca sigue arrojando unos índices de siniestralidad intolerables. Los datos sobre pérdida de vidas en la mar son muy elevados, y ahí está el “Villa de Pitanxo” para confirmarlo.

Una demora angustiosa

Aún hay 12 personas cuyos cuerpos no se han recuperado, y las familias le están pidiendo al Gobierno que utilice las tecnologías disponibles para intentar su recuperación, y de paso que investigue sobre la situación del pecio, del aparejo, de la maquinilla de pesca, de las trampillas del parque de pesca etc. como corresponde a un país comprometido con sus ciudadanos.

Pedir a los familiares calma y más tiempo es una burla. ¿No son bastantes 44 años y un mes para tener una respuesta adecuada a estas situaciones que se han repetido decenas de veces?. No olviden que cada vida es en si mima importante; no es necesario reunir 21 muertes para tomar medidas eficaces. ¿Por qué no actuar en este caso con la misma urgencia y diligencia que lo hizo el Gobierno para buscar los restos de unas niñas con el “Ángeles Alvariño” en aguas de Tenerife?. Es evidente que en Terra Nova las condiciones ambientales son muy adversas, pero también lo son cuando se pone en peligro la vida los que pescan en aquellas aguas. ¿Por que no legislan para evitar la temeridad y los riesgos inherentes?

Investigar es otra cosa

Investigar no es algo graciable ni modulable a conveniencia de parte, viene impuesto por la ley, pero además requiere, por pura racionabilidad, que los investigadores sean profesionales de la navegación, con independencia de que complementen su trabajo con la colaboración de otros expertos en campos específicos. Sin embargo, en esta España del inmenso trigal, la investigación de accidentes marítimos está por decisión del bipartidismo en manos de tecnoburócratas, que como ya es público y notorio se esconden y hay que sacarlos de la poltrona para que al menos hagan acto de presencia cuando surge la tragedia en la mar. La finalidad de una investigación es conocer las causas de los accidentes náuticos, desde su origen hasta sus últimas consecuencias, para evitar en la medida de lo posible que vuelvan a repetirse. La finalidad no debería ser encubrir a los navieros irresponsables, a las administraciones públicas que prevarican, a los negocios relacionados con los cursillos y la formación, encubrir el diseño de los buques defectuosos, los certificados “tarifados” y a tantas y tantas irregularidades que lastran como el plomo la Seguridad de la Vida Humana en la Mar.

Prudencia y moderación son necesarias, pero nunca deberían confundirse con la incapacidad para dar respuesta y la falta de compromiso con las personas que viven y trabajan en la mar.

José A. Madiedo Acosta

exDirector General de la Marina Mercante