CONSIDERACIONES DEL HUNDIMIENTO DEL BUQUE PESQUERO “RUA MAR”

Una vez más, tenemos que lamentar la pérdida de 6 vidas humanas como consecuencia del naufragio de un buque pesquero.

De momento, debido a que no hay supervivientes y no se ha encontrado el barco, todo son conjeturas sobre las causas del accidente.

Dentro de unos meses, bastantes, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), cuando ya casi nadie se acuerde del naufragio, emitirá un informe sobre las posibles causas del accidente y así hasta la siguiente desgracia.

Lo que sí es una evidencia es que se han encontrado dos cuerpos y que después de haber realizado la autopsia del Patrón del barco, se ha determinado que la causa del fallecimiento ha sido debido a la hipotermia o sea la pérdida de la temperatura corporal hasta un nivel incompatible con la vida.

En España, los buques de pesca menores de 24 metros de eslora, están obligados a cumplir una serie de normas en materia de equipos de seguridad reflejados en el Real Decreto 543/2007 publicado en el B.O.E. de 27 de abril de 2007.

En su anexo IV dice que las balsas salvavidas instaladas a bordo cumplirán lo dispuesto en el Código Internacional de Dispositivos de Salvamento (Código IDS)

Además, en el mismo anexo IV en su punto 5 se refiere a la disponibilidad y estiba de las balsas salvavidas y en el apartado “f” dice específicamente que las balsas salvavidas, caso de hundimiento súbito del buque deberán desprenderse mediante un dispositivo hidrostático e inflarse automáticamente.

Nos referimos a este punto exactamente porque en declaraciones de las autoridades marítimas a la prensa dice textualmente:

“las balsas salvavidas emergen empaquetadas automáticamente en caso de hundimiento, pero que deben de ser activadas manualmente por los náufragos”. Cuando un buque se hunde, sobre cuatro metros de profundidad la balsa que va unida al buque se desprende. Pero sólo se abre si alguien la acciona.(publicado en Europa Sur)

Nada más lejos de la realidad. Las balsas salvavidas están preparadas para liberarse del buque mediante un dispositivo hidrostático cuando el buque se ha sumergido unos cuatro o cinco metros. A continuación y ahí está el error, el contenedor se va hacia la superficie a medida que va saliendo la boza del contenedor. Cuando toda la boza está fuera del contenedor la tensión hace que se active el disparador de la botella de gas, se rompen los flejes, se abre el contenedor y se infla la balsa todavía debajo del agua. En ese momento la tensión hace que el extremo  débil de la boza que todavía está unida al buque, se rompa y la balsa queda liberada del buque y sale a la superficie lista para ser abordada por los náufragos.

Entonces, ¿que puede haber sucedido para que los contenedores se liberasen y apareciesen en la superficie sin que se hubiesen abierto?

La explicación más razonable es que funcionó la zafa hidrostática y liberó el contenedor pero la boza que sale de la balsa no debía de estar conectada al buque y el contenedor con su flotabilidad se fue a la superficie, pero lógicamente no se abrió y es muy, muy difícil que un náufrago, de noche, con mal tiempo y un alto nivel de estres sea capaz de activar la botella e inflar la balsa salvavidas

Esto es especialmente grave después de saber que el Patrón del barco falleció por hipotermia.

Ahora solo podemos especular, pero, ¿habría tenido la posibilidad de acceder a una balsa salvavidas y sobrevivir unas horas hasta que le rescatasen?

Uno de los objetivos de la formación en seguridad es concienciar a las tripulaciones sobre la necesidad de una buena operatividad de  los elementos de seguridad a bordo y curiosamente el colectivo más vulnerable como son los tripulantes de buques pesqueros de menos de 24 metros de eslora son los únicos que no están obligados a realizar la revalidación cada cinco años de los certificados de especialidad, en especial el de Formación Básica en Seguridad donde se incide especialmente en el manejo y funcionamiento de la balsa salvavidas y demás elementos de seguridad a bordo.