Navantia, récord de pérdidas de las empresas públicas

 

 

 

Los 303 millones que perdió el astillero Navantia en 2016 condicionan los números rojos de toda la SEPI

X.R.M.

 

A Coruña,  31 de julio de 2017 (22:50 CET)

Navantia es, sencillamente, un agujero negro para las cuentas de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el brazo empresarial del Estado gestionado desde el Ministerio de Hacienda. Navantia perdió el año pasado 303 millones de euros, el mayor registro de todas las empresas públicas. De largo. Por detrás, Hunosa, con unos números rojos de 112 millones. Estas cifras, de récord, contribuyeron de forma determinante a que la SEPI presente unas pérdidas de 151 millones, que sin embargo ha logrado recortar, en un 13,9%, frente a los números rojos de 2015.

Detrás de Navantia y de Hunosa, otras dos empresas públicas que también apuntaron abultadas pérdidas el año pasado, pero a mucha distancia: Correos, con 48,5 millones en negativo, y la Agencia Efe, con unas pérdidas de 12,8 millones. El grupo de astilleros públicos disparó en un año sus números rojos, desde los 226,7 millones en negativo de 2015 a los mencionados 303 millones del cierre de 2016.

Triste aportación

De acuerdo con la memoria y cuenta de resultados de la SEPI, las sociedades del grupo público consolidadas por integración global, es decir, en las que tiene la totalidad del capital, sumaron 329 millones de pérdidas, en las que Navantia tuvo por tanto una aportación mayúscula.

La aportación de Navantia a las pérdidas consolidadas del grupo público fue mayúscula.

Las sociedades que no están participadas al 100% por la SEPI, y cuyos resultados se registran por puesta en equivalencia, fueron las que dieron mayores alegrías al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. En su conjunto, estas firmas participadas aportaron un resultado positivo de 177,9 millones. Destaca Red Eléctrica, por ejemplo, con unos beneficios que, por puesta en equivalencia, sumaron 127,8 millones. También el consorcio Airbus Group, con un resultado positivo de 41,6 millones.

Reservas negativas

Pero las pérdidas de Navantia en 2016 no son ni mucho menos el mayor de sus problemas. El grupo de astilleros tiene un pasivo financiero no corriente, fruto de su endeudamiento y de las inyecciones públicas de capital, de 3.800 millones de euros, según figura en las cuentas de la SEPI.

Para sus auditores, la intervención general del Estado, Navantia "no se encuentra en causa de disolución, pero sí en situación patrimonial de reducción de capital obligatoria, en aplicación del artículo 327 de la Ley de Sociedades de Capital, "por lo que durante el ejercicio 2017 la sociedad tendrá que tomar medidas tendentes a conseguir el equilibrio patrimonial".

Navantia presentaba al cierre de 2016 unas reservas negativas por importe de 45,1 millones, y ahí estaba la causa inicial de disolución. Un año antes, en 2015, las reservas negativas del grupo público estaban situadas en 32,2 millones. En este apartado solo le gana Hunosa, con un agujero de 170,8 millones en diciembre del año pasado.

 

 

Esteban García Vilasánchez

Ingeniero tec. Naval.

Esteban García Vilasánchez, presidente de Navantia.

Nombrado presidente de Navantia en abril por la SEPI, Esteban García Vilasánchez tiene la misión de consensuar el Plan Estratégico de la empresa pública, con diferencia la más deficitaria del Estado. No es casualidad que el rey haya realizado varios viajes a Arabia Saudí para rogar a esta dictadura teocrática la firma definitiva del contrato de las famosas corbetas por algo más de 2.000 millones de euros: Navantia y los 37.000 empleos directos e indirectos que genera en zonas deprimidas de A Coruña, Cádiz y Murcia están verdaderamente en la cuerda floja. La empresa acumula 303 millones de deuda.

Desde que se constituyera en 2005, Navantia solo ha producido beneficios en 2007 (menos de 200.000 euros). El resto de ejercicios ha tenido pérdidas que en los últimos años están batiendo récords, llegando a los 230 millones en 2016. De ahí que hasta uno de los alcaldes más populares de Podemos, José María González “Kichi”, pida ponerse una pinza en la nariz y negociar con la monarquía absolutista saudí. Así lo aprobó la diputación de Cádiz en 2016, con los votos a favor de PP, Por Cádiz Sí Se Puede, PSOE, IU, Partido Andalucista y la abstención de Ganemos Jerez. Pese a todo, la tabla de salvación de Navantia no está en Oriente Medio sino en Australia, donde es finalista de un concurso para construir nueve fragatas por 30.000 millones de dólares.

Una de las primeras medidas de García Vilasánchez al frente de la empresa pública ha sido dar el paso de rejuvenecer la plantilla: el 68% de los más de 5.200 empleados tiene más de 50 años. Mientras, el Estado sigue inyectando dinero para mantener la empresa a flote y subvencionar proyectos de I+D que le permitan comercializar nuevos productos (como los criticados submarinos que no flotan S-80, en cuyo desarrollo se han invertido ya más 1.800 millones de euros) cabe preguntarse qué habría pasado si dicha inversión se hubiera destinado al desarrollo social de las zonas de Ferrol o la Bahía de Cádiz que viven de los astilleros, en vez de profundizar su dependencia de la construcción de buques militares.