Moriyón se había comprometido a apoyar a los exalumnos de la citada Escuela que formaron una asociación profesional para reivindicar, entre otras cosas, plazas de alumno en los barcos, pero ayer definió la forma que considera más adecuada (un convenio) y los actores a su juicio necesarios (Gobierno, navieros y Universidad).

Pero la alcaldesa no sólo reivindicó, sino que también garantizó medio millón de euros del presupuesto municipal del próximo año para la Universidad de Oviedo y recordó que la Escuela Superior de Marina Civil se benefició de la ayuda del Ayuntamiento para adquirir un simulador de navegación. La razón, Moriyón dijo que «sin puerto somos muy poca cosa» y llegó a decir que la inversión en la variante de Pajares «es porque hay barcos que llegan y parten de El Musel».

Los alumnos, protagonistas

Ayuntamiento, Principado, Universidad y las autoridades portuarias de Gijón y Avilés dejaron ayer al margen puyas y reproches para conceder el protagonismo a los nuevos graduados, que, como es habitual cada año, se expresaron mediante la intervención de un portavoz.

Álvaro Fernández Martínez, que ayer recogió el premio al mejor expediente del Grado en Ingeniería Náutica y Transporte Marítimo, dijo que los jóvenes están «cansados» de oír decir que son el futuro de la sociedad, cuando tienen ya capacidad para desempeñar un importante papel en el presente.

La idea fue unánimemente compartida por la representación institucional. La directora general de Universidades, Miriam Cueto, dijo a los nuevos titulados que el éxito de los alumnos es el éxito de todo el sistema educativo, «porque nuestro trabajo sois vosotros», y el rector, Vicente Gotor, zanjó el debate al afirmar que «sois el presente y el futuro».

Aunque no todos acudieron a por sus diplomas, el pasado curso consiguieron título en Marina Civil un total de 52 jóvenes, doce de ellos profesional, es decir, tras obtener el académico, realizar las polémicas prácticas y, en su caso, superar posteriormente las pruebas correspondientes.